14 Los sitiados, confiados en la solidez de las murallas y en la
provisión de víveres, trataban groseramente con insultos a los hombres de
Judas, profiriendo además blasfemias y palabras sacrílegas.
15 Los hombres de Judas, después de invocar al gran Señor del
mundo, que sin arietes ni máquinas de guerra había derruido a Jericó
en
tiempo de Josué, atacaron ferozmente la muralla.
16 Una vez dueños de la ciudad por la voluntad de Dios, hicieron una
indescriptible carnicería hasta el punto de que el lago vecino, con
su
anchura de dos estadios, parecía lleno con la sangre que le había llegado.
17 Se alejaron de allí 750 estadios y llegaron a Járaca, donde los
judíos llamados tubios.